martes, 10 de abril de 2018

Livideces cadavericas

También conocidas como livor moros, son las manchas púrpuras en la piel del cadáver en el nivel de las partes que quedan en decli­ve. En los órganos internos constituyen la hi­postasia visceral (fig. 10.3).

Fig. 10.3.Livideces cadavéricas , que son manchas purpúreas en la superficie del cadáver
A nivel de las partes declives, por distribución de la sangre de acuerdo con la ley de la gravedad.














Cronología. Aparecen aproximadamente a las tres horas de la muerte, aunque en el ca­dáver de espaldas (en decúbito dorsal) pueden verse, ya a la media hora, en la parte posterior del cuello. Durante las primeras doce horas de formadas obedecen a los cam­bios de posición; en las segundas doce horas, pueden formarse nuevas manchas en la nueva posición, pero las anteriores no desaparecen. Después de las veinticuatro horas no se for­man nuevas livideces y las existentes no des­aparecen.

Para comprobar si las livideces pueden modificarse, un recurso práctico consiste en comprimirlas con el dedo pulgar. Si la zona presionada se aclara, las livideces son aún modificables (fig. 10.4). Las livideces se deben a la acumulación de la sangre en el cadáver, por simple gravedad. Mientras la sangre se mantenga líquida y dentro de los capilares, se modifican con los cambios de posición.

Fig. 10.4. Livideces cadavéricas en codo, parte baja del muslo y piernas.

La fijación de las livideces se ha explicado por la coagulación de la sangre o por la com­presión de los vasos sanguíneos debida al en­durecimiento postmortem del tejido adiposo (Fisher).

Las livideces están ausentes en las regiones donde hay obstáculo a la circulación. Por esta razón, faltan en las regiones escapulares, glú­teas, mamarias, etc., o en partes ceñidas por la ropa. En las primeras, el obstáculo a la cir­culación se debe a la compresión de la piel entre la saliencia ósea o la prominencia blanda y el plano duro en que descanse el cadáver. En las otras partes se debe a la naturaleza apretada de la ropa interior.

Morfología. Ésta se divide en: 1. livideces en placas, por confluencia de manchas; y 2. livideces punteadas, en forma de pequeños círculos, por aumento de la presión dentro de los capilares, como en los miembros inferio­res del ahorcado.

Coloración. El color púrpura habitual se debe a la hemoglobina no oxigenada. Puede variar a rosado cereza en la intoxicación por monóxido de carbono; achocolatado en la metahemoglobinemia; rojo claro con la oxihe­moglobina; rosado pálido en los ahogados. Y aun pueden faltar si la persona se desangró.

Diagnóstico diferencial. Se impone distin­guir livideces de equimosis. En las livideces, la sangre está estancada dentro de los capila­res y, por lo tanto, si los seccionamos con el  filo del bisturí, este líquido fluirá. En las equimosis, la sangre ha atravesado la pared vascular y se ha adherido a la trama de los te­jidos circundantes, y por esta razón no puede fluir en el lugar de la incisión.

Importancia medicolegal. Se divide en: 1. diagnóstico de muerte; 2. diagnóstico de la« hora de la muerte; y 3. diagnóstico de cam­bios de posición del cadáver.

webgrafia: http://jglopezcienciasforenses.blogspot.com.co/2011/07/el-cadaver-madicina-legal.html

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